Una de las cosas más liberadoras que he aprendido leyendo a los estoicos —y concretamente a Epicteto en su Manual de vida— es que no todo lo que me preocupa, me corresponde.
Esta idea tan simple es también una de las más poderosas: centrarte solo en lo que depende de ti y soltar aquello que no puedes controlar.
¿Qué depende de mí, y qué no?
Hay cosas que no controlo: el clima, la economía, la opinión ajena, la salud de otros, el tráfico.
Pero hay algo que sí depende de mí:
Lo que pienso. Lo que hago. Lo que elijo creer.
Nos desgastamos intentando mover piezas que no están en nuestro tablero.
Intentamos cambiar lo externo sin revisar lo interno.
Nos frustramos por lo que no va como queremos, y olvidamos mirar hacia donde sí podemos actuar.
El alivio de soltar lo que no controlas
Esto no es resignación. Es claridad.
No es pasividad. Es enfoque.
Aplicar esta idea estoica me ha ayudado a:
- Soltar preocupaciones innecesarias
- Evitar el desgaste emocional
- Enfocarme en acciones concretas y útiles
A veces, la transformación personal no empieza añadiendo cosas nuevas, sino dejando de intentar controlar lo incontrolable.
¿Y si hoy empezaras solo por eso?
Por observar qué cosas están fuera de tus manos, y soltarlas.
Y por abrazar las que sí están en tu esfera: tus hábitos, tus decisiones, tu actitud.
Lo que depende de mí: ahí es donde empieza mi libertad.
💬 ¿Y tú?
¿Qué estás intentando controlar últimamente que en realidad no depende de ti?
¿Y qué podrías empezar a hacer con lo que sí depende de ti?
